¡Qué difícil es encontrar trabajo!

A mí que me lo cuenten. Hasta tres veces eché mi CV a 20 Minutos, por poner un ejemplo, pero sólo me llamaron cuando un amigo, desde dentro, intercedió. Así es la profesión del periodista. O te conocen, o no hay nada que hacer. A este respecto, internet nos ofrece algunas ventajas.

A saber:

Primero. Puedes buscar trabajo por la Red. Las estadísticas dicen que funciona muy bien y todo el mundo parece creerlo, pero a mí la única oferta que me ha llegado de esta forma (y ya van dos) es para atención al público en catalán (debo tener un CV mediocre).

Segundo. Puedes bombardear a CV las direcciones que aparecen en la Guía de la Comunicación. Yo lo hice unas cuantas veces la ronda entera y, una vez más, sin éxito.

Tercero. Puedes tener un blog o un portfolio virtual y ser más visible. Puedes, incluso, escribir de aquello en lo que trabajas o quieres trabajar. Hay quien lo pide como requisito incluso (y a otros que les ha ido muy bien con ello).

Cuarto. Puedes hacerte un CV en el que destaques tus habilidades de forma coherente: aquello de no presentarse como periodista digital y tener una cuenta de correo de Homail, ya saben.

Pero no es oro todo lo que reduce. Tengo un buen amigo que cumple todas estas condiciones antes citadas y sigue sin tener suerte. Ya que él me está haciendo mi web (aún en construcción), este post (y alguna ronda de contactos) es lo mínimo que puedo hacer.

AMPLIACIÓN: Me dicen que también ha contribuido mucho mi estimadísimo Sergio. Pero él ya tiene trabajo. Así que, ya saben, con el permiso de mi compañero Eneko, hagan como yo y echen una mano para allanar el camino.