El jaque de Zapatero

El presidente del Gobierno anuncia su tercer cambio en el Ejecutivo: tras la salida de Bono, la entrada de Rubalcaba (todo en uno) y la salida de López Aguilar hacia Canarias y de Montilla hacia Cataluña (con distinta suerte uno y otro) llega una pequeña revolución justo después del debate del Estado de la Nación y ocho meses antes de las elecciones generales.

Tras el último debate general de la legislatura, en el que dicen las encuestas que el presidente arrasó a Rajoy, era el momento: el pistoletazo de salida a la carrera electoral con caras nuevas en las zonas más sensibles del Ejecutivo: los ministerios con menor peso político (el entente Rubalcaba - De la Vega - Solbes - Moratinos - Caldera sigue en pie) y con mayores polémicas.

Chacón por Trujillo en Vivienda

El momento, clave (borrón y caras nuevas ante la carrera electoral), y nombres nada casuales (dos 'políticos' y dos fichajes de talento): salen dos mujeres, entra una; salió Montilla, entra otra catalana (jovencísima Chacón y ya colocada para ser la 'número 1' en las listas catalanas para los próximos comicios).

Sustituye a María Antonia Trujillo de Vivienda, que salvo la ocurrencia de las Keli Finder, poco más ha hecho para evitar que los pisos sigan siendo un lujo; quién sabe si por su culpa el Gobierno tiene que pagar a los españoles para que tengan hijos, porque con la vivienda tal y como está, a ver quién puede emanciparse y formar una familia. El nombre de Chacón ya sonaba hace mucho tiempo, y es que su brillante carrera (lo suyo es el Derecho Constitucional y Vicepresidenta del Congreso apenas cumplidos treinta años) no ha dejado indiferente a nadie.

Molina por Calvo en Cultura
Se marcha Carmen Calvo, otra ministra polémica: no ha conseguido despejar las críticas ni con la ley del libro (odioso canon por préstamo), ni con la ley del cine (la industria está en pie de guerra, convocando huelgas), ni ha sabido escaparse de la trampa mortal de la propiedad intelectual. Eso sí, ha tenido buenos gestos hacia la música y la moda. Pero poco más: en su lugar, un fichaje de talento: ni más ni menos que César Antonio Molina, hasta ahora director del Instituto Cervantes, el órgano más importante en lo que se refiere a la promoción de la cultura nacional en todo el mundo. Esto debería ser un aval más que suficiente para saber que es una persona más que válida para el cargo.

Soria por Salgado en Sanidad
Ese cambio viene a demostrar que, gracias al cielo, no sólo los afines políticamente son los elegidos para gestionar el país. Si eres el mejor en tu área, también vales (al menos para este Gobierno). Sucede lo mismo con Bernat Soria, nuevo ministro de Sanidad, presitigiosísimo investigador internacionalmente reconocido.

Este cambio recoloca a Elena Salgado, otra ministra maltrecha, criticada por la ley antitabaco y obligada a retirar su ley del vino ante la obstinación de los productores: luego se quejarán de ver a sus hijos borrachos por las aceras haciendo botellón, pero para alguien que quiere entrar a meter la tijera...

Salgado por Sevilla en Administraciones Públicas

Pero Zapatero no ha querido deshacerse de Salgado, brillante gestora, y la ha pasado a Administraciones Públicas, donde sale Jordi Sevilla, el ministro blogger. Y en la posterior rueda de prensa el presidente ha dejado claro que será su tercer ex ministro candidato autonómico, muy a su pesar (€): tras Montilla y López Aguilar, Sevilla encabezará la renovación del Partido Socialista en Valencia. Al fin se deshacen de Joan Ignasi Pla, y esperemos que también de toda la cohorte de adláteres que se agarran al cargo con uñas y dientes.

Quizá en cuatro años valga la pena volver a votarles en la Comunidad; veremos si las arcas de la Generalitat aguantan para entonces tanta Copa América, tanta Fórmula 1, tanta recalificación de Mestalla y tanto maltrato a los vecinos (vivos o muertos)