En apenas dos meses no dejan de aparecer noticias relativas a las palizas de los Mossos d'Esquadra (primero con dos detenidos, luego con uno al que dejaron inconsciente y ahora una chica a la que desnudaron y golpearon) y malos tratos a varios detenidos, así como punzones ilegales contra manifestantes. O aún peor, muertes en sospechosas circunstancias (un esquizofrénico abatido sin que atacara o uno que, esposado, rompió una luna blindada y se lanzó desde el coche en marcha -dicen-).
No son los únicos: aún rechina en la memoria colectiva la decisión judicial sobre el "caso Roquetas", en que un agricultor que iba a denunciar a la comisaría acabó muerto de una paliza, o la sospechosa muerte de un detenido en Benidorm.
Lo injusto de todo esto no son ya los hechos en sí, que lo son. Sino que con otros condenados se sea tan laxo. Aunque su última condena por amenazas (no terroristas, aun viniendo de un terrorista) fuera una "sacada de la manga" de la Justicia para evitar que De Juana se fuera. Si se confirma que acabará pronto en casa, peor ha sido el remedio que la enfermedad. Nunca mejor dicho.
jueves, mayo 31, 2007
¿Quién nos protege de los que nos protegen?
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