Tengo una pregunta (escrita) para usted

Segunda entrega del programa más comentado desde la irrupción de "Cambio radical" en nuestras fétidas pantallas. Ganó Rajoy, pero hay "peros".

Rajoy convence más, es más político. Más gallego, más huidizo, pero menos nervioso y, aunque tampoco conteste las preguntas, da una mejor impresión que Zapatero. En el Congreso se nota: el líder del PP es un orador más convincente. Es justo reconocer que el segundo en romper el hielo tiene ventaja: Rajoy tuvo como muestra el botón de Zapatero (¿desde cuándo se da ventaja al opositor y no al mandatario?)


A partir de aquí, varios peros: Rajoy convence más, pero la mitad de lo que dice es incierto, inexacto o directamente mentira. En la mayoría de los casos, cuanto menos, olvida decir muchas cosas para contar sólo la parte que le interesa. Común, por otra parte, en nuestros políticos.

Otro pero va de cara al programa: resulta llamativo ver a gente a la que le cuesta incluso leer formulando preguntas complejísimas ¿De veras las escriben ellos? Y por cierto, ¿por qué aparecen todos leyendo el papelito? Da una imagen pobrísima.



Con la ventaja que da que sean los "preguntadores" quienes están más nerviosos incluso que el propio preguntado (cosa que no pasaba con Zapatero), Rajoy se sintió cómodo. Y llegó la señora "del café", que emuló al navarro de la anterior edición. Y preguntó por el sueldo de Rajoy, que palideció. No contestó, y me parece mal. Porque su sueldo como político (no hablo del que tiene como registrador de la propiedad -o notario, no recuerdo bien-, que es privado y personal), sino al de político, que pagamos todos.



Rajoy metió la pata con eso, y lo sabe. Pero la pregunta de la inocente señora (de Navarra también, qué tendrá esa Comunidad) le dejó en jaque. "Mucho más de lo que gana usted con su pensión", contestó. Y no es que no merezca cobrar un pastón, porque para algo es lo que es, sino que no debería avergonzarse de ello. No nos engañemos, no es lo mismo ser un líder político que maneja (o aspira a) todo un país que alguien dedicado a sus oficios (limpiar, cuidar o hacer de ama de casa) y por los que apenas cobra pensión social.